jueves, 25 de septiembre de 2008

¿SOY PELOTERO O BUEN LECTOR?

"Tenemos que leer El Fantasista de Hernán Rivera Letelier" les dije a mis alumnos y me di cuenta que había que hablar un poco del libro y, ojalá, ponerlo en un contexto. Mientras pienso en eso me doy cuenta que la relación entre literatura y fútbol es importante en la historia (y en mí historia) y creo que sobre eso hay que escribir.

Crecimos aceptando algunos preceptos que relacionan a los libros y al fútbol: Primero, que eran dos actividades análogas (-Sí tienes que leer el libro no puedes ir a jugar a la pelota - nos decían nuestras madres, haciendo que los autores de los textos escolares se convirtieran en nuestros peores enemigos); segundo, el gordo o el más malo siempre va al arco; al arco hecho de cualquier material: con mochilas, con piedras, con tarros, con champas de pasto, con palos, con lo que pudiera simbolizar la meta a vencer.

Tercero, ¿Por qué las mujeres y el fútbol no se llevan bien? creo que eso es imposible de responder en un texto y da para más de un debate. Debo decir, en honor de muchas mujeres que hoy en día las féminas son más entendidas respecto de fútbol (o ponen más empeño en entender algo que por siglos les fue negado) Hoy hay mundiales femeninos, 20 años atrás, la que jugaba fútbol era "María tres cocos" hasta el día de su muerte . Pero diganme ¿Hay algo más difícil en la vida terrenal que explicarle a una mujer qué es un off- side?

Cuarto: El fútbol es pasión de multitudes y la literatura no. Es así de simple y poco complejo: muchos prefieren correr tras un esquivo balón (no de gas) que sentarse una tarde a leer un libro (ya sea éste impuesto o autoimpuesto).

Dentro de la relación Literatura y Fútbol me encontré de forma grata con El Fantasista de H. Rivera Letelier (A quién tengo el gusto de conocer y admirar). La historia es gratísima, digerible y, además, profundamente conmovedora por el contexto en que se desarrolla (el cierre de una oficina salitrera del Norte de Chile).

Un aspecto notable del texto es el gran "Cachimoco Farfán" el esquizofrénico relator oficial de los partidos que se jugaban en la oficina de Coya Sur; quien, tarro-micrófono en ristre, relataba desde la orilla de la cancha todas las alternativas de los partidos, en un lenguaje que mezclaba lo deportivo con la terminología médica adquirida en sus años como estudiante de medicina universitaria. Este viejo loco es el centro del relato (que en partes del libro se torna en primera persona singualr conectándose directamente con el lector) y es quien conecta el evento deportivo con el dolor del pueblo: dejar la pampa, dejar el hogar y además intentar vencer a tu enemigo mortal en un campo de fútbol que sólo conoce derrotas de tu parte.


Físeje, amable lector de este blog, lo que se decía de Cachimoco Farfán:

...En el caso de los partidos de nuestra cancha, ningún gol se recordaba tanto como aquellos gritados por Cachimoco Farfán en sus vesánicos relatos, en donde, además de adobar todo, como ya se sabía, con los últimos chismes de la semana, exageraba hasta el delirio las particularidades de cada uno de los futbolistas. Al contar, por ejemplo, el gol de un jugador de aquellos que se andaban acomodando el copete a cada cinco pasos, era factible oírlo decir: “¡sí, amables oyentes, este papolusiento se pasó a tres defensas y con la pelota pegada al botín siguió corriendo hasta su casa, entró al cuarto de baño, se puso unas gotitas de Glostora, se acomodó el copete a lo James Dean y volvió al campo de juego para marcar este gol de un zurdazo esquizofrénico!”. Cuando el jugador era aficionado a la bebida, lo hacía salir de la cancha, hacer una finta a la pareja de carabineros que lo querían detener por ebriedad , seguir hasta el Rancho Huachipato, en donde, para deleite de los parroquianos, entraba gambeteando las mesas vacías hasta hallar una tapada de cervezas y ahí, siempre con el balón pegado al empeine, agarraba una heladita, se la mandaba al gaznate, se metía la a mano al bolsillo como que iba a pagar, “¡pero en un amague perfecto, señora, señor, se quiebra en dirección a la puerta, vuelve corriendo al terreno de juego, ingresa al área chica y, aunque es más lento que un matraz desuero, se manda este gol espectacular, grandioso, fosfolípido!”... (El Fantasista)

Son notables los esquizoides apuntes médicos que incrusta en sus relatos como por ejemplo: “… sí, amables auditores, y por supuesto con buena música mexicana, de las más gritada y sentida, y todo eso en honor a esos tiñosos Cometierra, fosfolípidos amfipáticos, hijos de la gran purga intestinal…” “...Miren no más ustedes, quien iba a decir que algún día íbamos a ver a este cataplasma mirando un partido de fútbol, a ese purulento hijo de la gran pústula maligna, fosfolípido aninfático y la purga que lo parió...”
Comadronas y prostitutas de mala fama, cahuines al por mayor, hombres que mueren y matan por el amor no correspondido, peleas y borrachos de aquellos memorables como los cuatro electricistas que andaban afirmados en el hipo, amores idílicos y otros carnales como pocos, pero amores al fin y al cabo. Y por supuesto fútbol; fútbol del bueno, del guerreado y peleado a morir, fútbol sin camarín, como en el barrio donde hay que cambiarse ropa bajo el arbolito de la esquina, fútbol donde ganadores o perdedores por igual eran corretados a piedrazos por cuadras interminables.. en fin, todo eso tiene El Fantasista, así que a leerlo con ganas que acá hay espacio para comentar. Aparte, es un cagadero de risa que te lo encargo.

Grandes relatores de fútbol ha tenido nuestro país y todos han llevado la métafora, la comparación, la hipérbole y otras figuras literarias a su transmisión radial a transistores, a pilas, a galena o ahora en modernos mp3. El relato es el centro del fútbol, la magia de la palabra y eso es literatura. Construir imágenes a través de los distintos términos usados es narrativa ,es poesía es drama (futbolístico, pero drama). Grandes metáforas futboleras quedan en el inconciente colectivo de muchos y se convierten en lugares comunes inolvidables como: "Le sacó pintura, al palo; tuya, mía, para ti, para mí; ¿quién domina en la cancha? Nuevo Dominal domina, Lo cogotearon a la entrada del área, la pescó llenita, la gorda querida, le quemó los guantes de un taponazo" y así podríamos nombrar muchos elementos constitutivos de un lenguaje simbólico y representativo del fútbol.

Gratamente sorprendido quedé de la figura de Jorge Valdano. Sí, ese mismo que en algún momento todos los chilenos odiamos por haber considerado a Zamorano como el último extranjero de su plantilla cuando era Director Técnico del Real Madrid (que te consideren el último extranjero es decirte que no vales ni el precio del pasaje que te llevó a España) El resto de la historia es conocida: Zamorano sacó campeón al Real, fue goleador de la liga (Pichichi para ellos, en sea época a mí me sonaba más como un examen de urólogo) Valdano aparecía abrazando a Zamorano, diciendo que era su "amigo" y que le auguraba un futuro prometedor en España, porque él siempre había confiado en el goleador de Maipú. En suma, la vuelta de carnero más histórica que tenga relación con un deportista chileno.

Pero Jorge Valdano esta vez me sorprende gratamente por su selección de cuentos y su prólogo para el libro "Cuentos de Fútbol" (Alfaguara, 1998). Es un libro que encanta a los futboleros y a los que no lo son tanto. Es un compendio de 24 cuentos de autores notables y destacadísimos; hablamos de Benedetti, el negro Roberto Fontanarrosa, el propio Valdano se despacha un cuento magistral, Alfredo Bryce -Echeñique, Eduardo Galeano y otros autores que vieron y ven en el fútbol el resumen de una vida, la pasión más apoteósica de un pueblo, de un barrio, de una región; ven en el fútbol a todos los actores de nuestra sociedad.

Los invito a leer un fragmento de un cuento que aparece en la recopilación, el del maestro argentino Roberto Fontanarrosa (1944-2007), eterno fanático de Rosario Central y que trata de un viejito hincha de Rosario, que tenía que estar, sí o sí, en un partido contra su eterno rival Newells Old Boys, en el clásico rosarino de "los leprosos contra los canallas".

"...Decí que ese día, Dios querido, yo no sé que tenía el flaco Menutti que sacó cualquier cosa, sacó todo, vos no quieras creer lo que sacó ese día ese flaco enclenque que parecía que se rompía a pedazos en cada centro. Le sacó un cabezazo de pique al suelo a Silva que lo vimos todos adentro, hermano, que era para ir todos en procesión y besarle el culo al flaco ése ¡qué pelotale sacó a Silva! Ahí nos infartamos todos, faltaban cinco minutos y si nos empataban, te repito, éramos boleta en el suplementario. Me acuerdo que miro para atrás y lo veo al viejo, blanco, pálido, con los ojosdesencajados, pobrecito, pero vivo.
Y ahora yo te digo, te digo y me gustaría que me contesten todos esos que ahora dicen que fue una hijaputez lo que hicimos con el viejo Casale ese día. Me gustaría que alguno de esos turritos me contestara si alguno de ellos lo vio como lo vi yo al viejo Casale cuando el referí dio por terminado el partido, hermano. Que alguno me diga si, de puta casualidad, lo vio al viejo Casale como lo vi yo cuando el referí dio por terminado el partido y la cancha era un infierno que no se puede describir en palabras. Te digo que me gustaría que alguien me diga si alguien lo vio como lo vi yo. ¡La cara de felicidad de ese viejo, hermano, la locura de alegría en la cara de ese viejo! ¡Que alguien me diga si lo vio llorar abrazado a todos como lo vi llorar yoa ese viejo, que te puedo asegurar que ese día fue para ese viejo el día más feliz de su vida, pero lejos lejos el día más feliz de su vida, porque te juro que la alegría que tenía ese viejo era algo impresionante! Y cuando lo vi caerse al suelo como fulminado por un rayo, porque quedó seco el pobre viejo, un poco que todos pensamos; “¡qué importa!” ¡Qué más quería que morir así ese hombre! ¡Esa es la manera de morir para un canalla! ¿Iba a seguir viviendo? ¿Para qué? ¿Para vivir dos o tres años rasposos más, así como estaba viviendo, adentro de un ropero, basureado por la esposa y toda la familia? ¡Más vale morirse así, hermano! Se murió saltando, feliz, abrazado a los muchachos, al aire libre, con la alegría de haberle roto el orto a la lepra por el resto de los siglos!
¡Así se tenía que morir, que hasta lo envidio, hermano, te juro, lo envidio! ¡Porque si uno pudiera elegir la manera de morir, yo elijo ésa, hermano! Yo elijo ésa."

(Del Cuento "19 de diciembre de 1971" Roberto Fontanarrosa en Cuentos de Fútbol)



¿Si soy pelotero o buen lector? No me decido, porque elegir una opción sería restarle un valor enorme a la otra.
Saludos para todos los que lean y espero que comenten.













































3 comentarios:

León azul dijo...

Me parece excelente la asociación entre pelota y letras...
Debo confesar que ambas, desde mi más corta edad han sido mis mayores pasiones...Te felicito por valerte de este novedoso medio para acercar y difundir entre tus alumnos el gusto por la literatura y obviamente por "el deporte Rey".
Ya sea como jugador, hincha fanático, analista ó simple observador ajeno, sin duda el fútbol genera "puntos de vista", que son,al fin y al cabo, los que deberíamos aprender a reconocer y respetar para salir de esta especie de "sub-desarrollo mental" en el cual a veces caemos por simple y cabrona ignorancia...
Atento a tus nuevas columnas, te saluda tu amigo: León Azul.

Csade dijo...

Martín:
Yo soy de aquellas mujeres que tienen una opinión dividida del fútbol, primero me es totalmente digerible ver a nuestra selección, pero no tolero al fútbol chileno ¿cinismo femenino?. no sé.
En cuanto a la pregunta creo que tienes de ambos, porque de alguna manera ambas son pasiones, es por lo menos lo que pienso sobre la lectura, bien por tus reflexiones .

cristobal dijo...

Profe Martin:
Me parecio interesante lo que comento anteriorimente.
Debo decirlo, Hernan Rivera Letelier es el mejor escritor chileno que tenemos, sus libros son los mejores...me acuerdo que el dijo hace poco un una entrevista diciendo algo parecido a:"yo seguire escribiendo sobre la pampa hasta que me canse y no tenga mas historias que contar de ella" esto lo dijo antez de que me leyera El Fantasista. Ahora que me lo termine puedo decir que es un libro espectacular que nos deja harto sobre nuestro pais y sus comnetaristas que son importantes en mi parrecer.
Bueno para terminar quiero darle las gracias profe por como es, por como enseñar distinto la cual deja que hablar bien de usted en la formacion de cada uno de nosotros ya que el leguaje es fundamental en la vida. Tambien le doy las gracias por haberme dado a concer este autor ta bueno creo que sin usted nunca lo hubiera conocido.

Bueno,se despide de usted atte. a ud....su alumno
cristobal Molina L.